coaching ejecutivo

La deuda del líder.

 

“Uno puede creer que la vida es sagrada o que es una mercancía” -Laurence Bouldt

 

Índice

Liderar es un privilegio

Si bien, todos tenemos un propósito en la vida, en algunos casos, ese propósito inspira y hacer crecer a otros. Liderar implica tener un propósito de vida que resuene con el propósito de vida de otras personas.   Este privilegio de liderar a otros, no les es concedido a todos, si bien, siempre es concedido. Y me explico: el líder, inicialmente, no hace nada para serlo: es parte de su ADN, de su esencia y aunque quisiera, no podría renunciar a su llamado. Ese es un privilegio donado.   Ese don, necesariamente, ha de ser compensando por el líder para restituir el equilibrio en el universo. Y, paradójicamente, la moneda con la que el líder extraordinario pagará esas cualidades donadas, será el servicio.  

Sólo se puede dar lo que se tiene

Aunque es muy sencillo de ver en el mundo material (por ejemplo, no te puedo dar un plato de comida si no lo tengo), a mí al menos, no se me ha enseñado a verlo tan claro en el mundo inmaterial.   No puedes amar, si no estás enamorado de ti. No puedes inspirar a otros, si tu propia vida no te inspira. No puedes mostrar un propósito, si no conoces el tuyo. No puedes servir, si tú no eres el primero al que sirves. No puedes tomar decisiones difíciles con los demás, si primero eres capaz de tomar decisiones difíciles que sólo te atañen a ti. No puedes liderar, si no eres capaz de ser tu propio líder.  

Por lo tanto, la deuda contraída por el líder se comienza a pagar con la moneda del servicio, cuando el primero al que sirve el líder, paradójicamente, es a sí mismo.

 

Dones frente a méritos

Cuando el líder es consciente, sabe que se le han concedido unos dones y talentos por el mero hecho de ser. Por el hecho de nacer. En esos dones y talentos no hay mérito alguno.   Uno de mis peores recuerdos buceando fue la vomitona que a 10 metros profundidad, me sobrevino por quedarme embelesado mirándo el suave balanceo de una pradera de posidonea. Solventado el incidente, al subir a la superficie, mi instructor me dijo que él nunca se había mareado … pero que ningún mérito tenía eso, dado que es algo que le había sucedido desde niño. Era una cualidad donada. Ese don lo utilizaba en su vida, instruyendo a los novatos que, como yo, deseaban aprender a bucear.   Para mí, las biodraminas, el entrenamiento, el respeto a los tiempos previos de comida, … hacen que logre el mismo resultado, si bien en este caso, es un cualidad meritoria, es decir, ganada a base de perseverancia.   El líder consciente sabe que hay áreas de su vida en las que necesita crecimiento. Digo crecimiento y no cambio, puesto que NADA hay que cambiar: sólo dejar crecer la semilla que siempre estuvo dentro de cada uno de nosotros.   Al igual que una planta necesita agua, alimento y luz para crecer, el líder necesita de tiempo, y horas de dedicación (según dicen, 10.000 para ser un experto en algo) para ir ganando en habilidades que, por mérito (y no donadas) desea incorporar en su vida.   Por todo ello, el líder nace (cualidades donada) y se hace (cualidades meritorias). Ambas dos cosas a la vez.  

Derecho frente a privilegio.

Sin embargo, hay líderes que creen en su inconsciencia, que liderar es un derecho que se han ganado a base de esfuerzo. Su ego (su identificación con sus pensamientos) les hace creer que su posición privilegiada es un derecho conquistado, a base de esfuerzo y méritos ganados frente a otros.   Qué inconsciencia.   Desde esa creencia, las personas que están a su alrededor están para servirles a ellos y a sus fines. En lugar de servir, se convierten en tiranos … quizá por un buen propósito, pero en una pésima ejecución. El que se cree el amo, sirve al dictado de su mente, una mente que nunca tiene descanso ni fin en pedir nuevas metas, nuevos objetivos, nuevos retos, …. más, más y más de lo que sea.

  El líder extraordinario sabe que tiene un propósito, y su deuda se salda sirviendo a las personas que le siguen.

  En ese momento, se produce otra de las grandes paradojas: el que sirve es al que finalmente, sus seguidores le convierten en el líder de todos ellos.  

Tres preguntas para reflexionar:

Repasa mentalmente tu estilo de liderazgo. 1.- ¿Tienes tendencia a servir a otros y sus necesidades o sólo servirte a ti mismo? 2.- ¿Qué tipo de crecimiento (emocional, espiritual, habilidades, …) necesitas para pasar de ser servido, a servir a otros? 3.- ¿Cuánto coraje necesitas para controlar menos y servir más? Desando leer vuestros comentarios. Gracias, de corazón, por el tiempo que le dedicáis a estas lecturas. Photo by Aziz Acharki on Unsplash